Vivir el presente es una actitud de afrontar la vida, una manera de ver la vida con una perspectiva diferente. Siempre no es así, los condicionantes del pasado te atan, a veces, con tanta fuerza que no te dejan avanzar, de tal manera que aunque la película de tu vida está sucediendo ahora, tu mente está viviendo en otro lugar, en un pasado que ya no te pertenece, y no porque no forme parte de tu ser, sino porque ya no puedes hacer nada para cambiar, lo que ya ha sucedido.

“Para seguir avanzando hay que soltar el lastre”

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Continuamente divagas e intentas ver el pasado como algo maleable, otras veces, los hechos vienen a ti sin que puedas controlarlo. Lo cierto, es que aunque no puedas controlar todo lo que sucede a tu alrededor, si puedes gestionar como te sientes, analizar porque te sientes así y si merece la pena mantener ese comportamiento y, sobre todo, si te merece la pena seguir manteniendo esas ideas. Al fin y al cabo lo que mantiene las emociones son las creencias que tienes de como interpretas la realidad.

Ejemplo:  Mientras que un animalista sufre cuando ve a un toro al que le clavan banderillas, su interpretación es: “maltrato hacia un animal.” Sin embargo, un torero ve “algo noble representado con la lucha y valentía del torero y el animal”. Justificado o no, cada uno ve la versión de su realidad y las consecuencias emocionales que esto conlleva. Aunque en algunos casos aceptamos las creencias porque las hemos madurado, hay otras creencias que no sabemos si quiera cuando llegaron a nosotros y la aceptamos por “fe”.

El problema radica en que ¿Se ha madurado lo suficiente el origen de estas creencias? A veces crees que estás en un lado, pero ¿Qué pasaría si te das cuenta de que estás en el otro lado?

En el caso de sufrir una experiencia traumática que se ancla en lo más profundo de tu ser, ¿Qué sostienen esa creencia? ¿Quién creo que soy? ¿Cuáles son mis valores? No se trata de crear una crisis de identidad, ni mucho menos, se trata de reflexionar si las ideas que tenías hasta ahora te están llevando a una vida plena o por el contrario te atrae más sufrimiento.

¿Qué sostienen esa creencia? ¿Quién creo que soy? ¿Cuáles son mis valores?

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Si vas por la vida con una mochila pesada llena de emociones, con una carga pesada llena de sufrimiento, difícilmente puedas avanzar, no solo eso, lo más probable es que cambiar patrones de conducta se haga muy difícil.

No me canso de recordar la siguiente cita:

“Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.”

― Mahatma Gandhi

Resumiendo, “tus pensamientos se convertirán en tu destino” y es que si piensas como una victima, al final te comportarás como una víctima y finamente serás un victima. Si piensas que eres una madre, al final serás una madre y si piensas que vas a salir de cualquier problema finalmente buscarás los recursos para salir de donde estés.

Para que los pensamientos fluyan y sean acordes con la conducta y, eso no genere más sufrimiento, es necesario la siguiente pauta: COHERENCIA. Los pensamientos tienen que ser coherentes con tus actos y con la realidad. Es decir, si piensas que, por ejemplo, para ser una buena pareja tienes que realizar una serie de conductas pero luego no las realizas, probablemente te sientas mal, pero si, además, ya hace tiempo que no tienes pareja seguramente vivas un sueño que no está pasando, en una dimensión que ocurre solo en tu mente o en tu pasado. Podría decir cualquier otro rol, como madre, una relación con una amiga, en el trabajo, etc.

Por último, el sufrimiento se sostiene en el apego. Apego de no desprenderse de una idea, de no desprenderse de un objeto, una persona o un circunstancia. Apego de aferrarse a cosas que ya no existen. Trabajar el desapego es un tema complejo, en la mayoría de los casos queremos que los síntomas desaparezcan, el estrés, la tristeza, el malestar, sin querer atajar de raíz cual es el problema. Cuando el “apego”  al hecho en sí es muy fuerte, esto requiere de un proceso que lleva tiempo, esfuerzo deliberado a reparar ese daño y ayuda externa. En algunos casos el trabajo del desapego no consta de desprenderse del hecho en sí, sino que la exposición (objeto, persona, circunstancia) no cause sufrimiento, que tengas la capacidad de verlo sin juzgarlo, sin que te cause daño.

“Trabajar el desapego no consta de desprenderse del hecho en sí o de eliminarlo, sino que no cause sufrimiento”.

Si tienes alguna consulta o duda, puedes dejar tu comentario o escribirme a:

alejandro@wellfulness.com


Alejandro Bautista Peña

Licenciado en Psicología por la Universidad de Málaga (Nº Colegiado: AO 07785 Colg. Psi. Andalucía Oriental). Master en Neurociencia por la Universidad de Salamanca. Coach (International Coach Federation – ICF) y Entrenador Personal (Federación Europea de Fitness y Pilates- FPEF)

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